Si hay algo que resulta evidente al escuchar el debut de Girls, es que fue escrito por un melancólico. No lo digo por las múltiples referencias a amores perdidos (Laura, Headache, Lauren Marie), sino porque el sonido del disco, mezcla de lo-fi, shoegaze y comienzos de Beach Boys, lleva el registro de alguien que pasó toda su vida escuchando radio AM. Y eso, en un músico joven, no puede ser otra cosa sino un intento por escapar de la tristeza.
Album es un disco versátil con líneas melódicas fácilmente digeribles. Puede funcionar como fondo de una reunión al aire libre, un viaje en carro, o como el soundtrack de la soledad. Cada uno de los 12 tracks suenan nuevos y sin embargo familiares, lo cual es a su vez una evidencia de los poderes de composición del dúo. Pero a la vez, lo que subyace, la tensión contenida en los temas, es definitivamente nueva. Hay una propuesta oculta en Album que me hace pensar en otros discos que, gracias a su heterogeneidad, definieron el sonido de la década siguiente: Velvet Undeground, London Calling, Bleach. Durante ciertos momentos, en esa permuta entre rock, power pop y piezas acústicas, Girls pareciera apostar a esa grandeza.
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