Así se llama la exposición que acaba de abrir en el Museo Jacobo Borges en Caracas. En ella se agrupan varias propuestas artísticas relacionadas con la venta ambulante. Hay varios trabajos interesantes, con cierto eco de esa brillante época de nuestro arte urbano a finales de los 80s.
Afuera, en la entrada del museo, había una tarima en donde Sela y 7 Palos estrenaban la exposición.
«Nosotros les llamamos ‘Buhoneros’ y en su honor les cantamos esto»
…
Buhonero
Que los sueños se te van
Y esta vida paga poco al maltratar
Buhonero
Que la calle no da pa´ más
Déjame espacio para contigo llorar
…
Eso fue en reggae.
Con un balance correcto entre originalidad y homenaje, interpretaron también una versión femenina y ska de Mi negrita me espera, de Carlos Suarez (bueno, de Maelo pues) y el Usted Abusó de Jocafi y Antonio Carlos, pasado por las manos de Celia Cruz y bajado de tono hasta un hermoso y lento bolero.
Sin embargo, en mi opinión la que les queda mejor es una versión de Juan José de Guillermo Teruel, en una traducción libre del francés, que si mi francés fuese mejor (o existiese, mejor dicho), seguramente me sonaría a Nat King Cole cantando Quizás, Quizás, Quizás o Henri Salvador sonriendo «entgre fríoles, papa y aí» en El Bodeguero. Así que es probable que tenga el doble mérito de ser arriesgada y graciosa a la vez. Extra puntos por la interpretación jovial y risueña de Sela, es un palazo. Está en rotación actualmente en cuatro emisoras de la capital.
Las composiciones originales de Enio Escauriza (Jr.) son su mejor poemario. Enio es un tipo brillante, uno de los pocos artistas que conozco (entre muchos poetas, cantantes, narradores, padres, pintores, escultores, buhoneros, performancers y espíritus libres). Ojalá, por la memoria de esta ciudad, porque nos salvemos al menos un poquito, que una de esas canciones pegue. Enio se nos muere en cualquier momento, en medio de un delirio fantástico, y nos va a privar de todo eso.
El disco, el nuevo sonido de lo urbano, un trabajo de amor absoluto, sale pronto. Pendientes.
Un grupo recién nacido que evoca pero no repite es un hallazgo afortunado en este océano de música desechable. Para los que pensamos que este renacimiento forzoso del «uno por uno» que ha provocado la ley RESORTE ha sido un desastre, impulsando la carrera de punketos comechicle, llaneros de ciudad y reggaetoneros chimbos que no sirven ni siquiera como entretenimiento; la aparición de bandas que plantean algo, es un respiro. Precisamente por eso el camino se les hace más difícil y lo que queda es esperar que exista la posibilidad de que toquen una fibra, de que tengan una oportunidad marginal de hacer un rasguño en el manto de la ciudad.