La primera inauguración que vi clandestinamente fue la de Italia’90. El papá de un amigo tenía uno de esos novísimos mini televisores Sony en donde sólo se veía una mancha verde, pero que arrecho que estábamos viendo el partido. Tres personas apiñadas en el fondo del un salón de clases siempre generan sospechas. Dominguez, que en el fondo era un tipo pana, nos dejó salir una hora antes para reforzarnos la idea de que en la vida hay que tener las prioridades claras: Dios, Fútbol, Familia y Patria.
Vi la inauguración de Francia’98 en la oficina, en un televisor portátil que me robé de la casa de mis padres. Portátil no como en Italia’90, sino más bien de cuando la palabra portátil significaba ‘no te vas a partir la espalda, pero tampoco es que vas a andar todo el día por ahí con él’. La pantalla era mínima, 6 pulgadas o algo así. Sin embargo, lo suficiente como para que ocho personas se sentaran en el piso y vieran el mundial con el Ávila de fondo.
Ahora, tenemos un LG de 32 pulgadas, LCD no plasma, pero ¿quién nota la diferencia?. Oficialmente es para llevarlo a los eventos y hacer presentaciones, pero en Junio de 2006 está reservado para una sola cosa. Después de conectarlo ayer recordé por qué uno se suscribe al cable. En un episodio que pertenece más a mi niñez que a este siglo, estuve cerca de una hora moviendo la antena mientras el resto coreaba ‘¡ajá! ¡ahí! ¡no! ¡ajá! ¡no! como antes ¡ajá! ¡no! ¡quédate ahí!’.
Primera observación: Por un asunto de resolución, de tamaño del grano, es mucho mejor un televisor pequeño que se ve mal, que un animal de 32 pulgadas que se ve mal.
Segunda Observación: Steve Wozniak, considerado uno de los mejores ingenieros de la revolución digital y uno de mis ídolos personales, creó en la universidad (y probablemente en 20 minutos) un bloqueador de señales para fastidiar a sus compañeros de cuarto cuando trataban de sintonizar el televisor.
Siempre existe gente desconsiderada que lo llaman a uno al trabajo durante un juego. A medida que crezco se me hace más increíble que las personas no respeten eso. Así que he estado observando con detenimiento en los últimos meses cuál sería el trabajo que uno debería tener para no ser molestado durante la copa de campeones y el mundial. En otras palabras, quiénes son más felices cuando el mundo se paraliza por un evento.
Los mesoneros en Venezuela tienen el sagrado derecho de no atender a tiempo, o no atender del todo. Para los empleados públicos, el trabajo siempre es opcional (aunque el canal del estado trate de indicar lo contrario con el despliegue de actividad legislativa de esta mañana). Así que esos pueden ser dos de los trabajos privilegiados. Pero el mejor de todos es definitivamente el de guachimán. ‘Sería guachimán para tener tiempo para leer’ es una de las grandes mentiras románticas. En realidad uno sería guachimán para ver más televisión. Yo particularmente, para poder ver todos los juegos en una minúscula pantalla, sin que nadie me fastidie.
Bueno… se acabó el medio tiempo…