Partamos de que uno tiene amigos que asume como normales sólo porque compartimos sus historias de vida.
Es por eso que al primer párrafo de Cuerpos leídos (1): El Manual del distraído, sé en el fondo de qué se trata: de lo mismo que tratan todas las historias en donde se mezclan dos pasiones y una de ellas, la más pasajera, intenta torpes maniobras para perpetuarse en una biografía privada. Sólo uno sobrevive, el que relata. Ninguno de sus protagonistas y/o agentes de la acción, se da por enterado (ni se enterará jamás), pero efectivamente crean en la línea del tiempo un ángulo extremo, ese punto de inflexión en donde nacen los cuentos.