Los tiranos siempre han sido ambiciosos y narcisos. Los de antes lo proyectaban edificando urbanizaciones obreras de cincuenta bloques de más de cien apartamentos cada uno, por decir algo. Dicen que durante los primeros años los vecinos podían bajar a la oficina del Banco Obrero y solicitar un servicio de plomería, por ejemplo, el cual era gratuito.No se crea que el paternalismo es un invento adeco.
Héctor Torres escribe un compacto, lúcido relato sobre la dinámica del poder en las ciudades latinoamericanas.
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