Este artículo forma parte de «Una breve introducción al ciberactivismo», publicado originalmente en «La Revista. Política y poder en el siglo XXI»
El principal adversario del ciudadano es el estado centralizador y sus aliados, una burocracia ineficiente cuyo único interés, históricamente, ha sido preservar sus posiciones de poder, a costa de las libertades individuales.
Cuando el individuo se sabe más hábil que el estado y domina ciertas herramientas de organización distribuida, tiene lo necesario para hacerle frente a ciertos gobiernos con pretensiones dinásticas como los de México, Colombia, Argentina o Venezuela.
A medida que las clases gobernantes se reciclan, esta brecha pronto sin duda será cerrada. Los estados más paranoides y controladores, como los de China y EEUU quedaron en evidencia al ser los primeros en desarrollar herramientas para monitorear y filtrar el flujo de datos por la Internet. De estos dos países, China es el que tiene el modelo más perverso. Su cortafuegos digital y sus tácticas son mundialmente famosas: los sitios de la Internet libre entran y salen de una lista negra de acuerdo al momento político que viva el país, y todos los conglomerados de noticias censuran, en complicidad con el partido comunista, aspirando seguir haciendo negocios en el mercado más grande del mundo. Los resultados de una búsqueda en google del término Plaza Tiananmen dentro y fuera de China, realizada en Frontline, un programa de la televisión pública norteamericana, son especialmente reveladores.
Otros países han copiado el modelo y la tecnología china para aparentar cierto grado de apertura y tolerancia, pero ejercer control durante los eventos críticos. Días antes de las elecciones iraníes de 2009, el estado preventivamente bloqueó el acceso a Facebook, Twitter y SMS, una admisión por parte de la teocracia iraní de la amenaza que representan estas herramientas de comunicación distribuida para los regímenes conservadores y totalitarios.
En Latinoamérica hemos tenido varios casos de bloqueo de páginas web. Los casos venezolanos son patéticamente tristes, pues en vez de ser producto de políticas de estado (lo cual sería un tanto emocionante), los bloqueos se han debido a alguna rencilla personal, o un resentimiento privado de algún burócrata dentro de la empresa telefónica CANTV. Una admisión no sólo de arbitrariedad e improvisación, sino de fracaso temporal del modelo de control chavista.
Chapucerías y cantinfladas aparte, soy de los que piensa que hay que estar preparados para cuando llegue la arremetida final de los fascistas. Porque no importa el país en el que vivas, llegará.
Evasión de la censura
Tratar de controlar la Internet es como tratar de clavar gelatina en la pared
-Bill Clinton acerca de la censura en la Internet china.
Esto es precisamente lo que hace Tor (The Onion Router), un software gratuito que, usando los principios de las redes persona-a-persona (las mismas usadas para el intercambio de música), permite enmascarar y anonimizar una sesión de navegación de manera transparente. Usando Tor, una persona en Tomania escribiría www.google.com, y su solicitud sería enmascarada en una conexión directa a un computador personal de otro usuario en, digamos, Alemania, luego a otro en México y finalmente a google.com.
Otros productos similares son FreeGate y UltraSurf, desarrollados con la tecnología Green Tsunami, especialmente para evadir la censura obligatoria que el gobierno chino implementó a partir de 2009.
Esta multiplicidad de conexiones directas entre usuarios son difíciles de rastrear y bloquear, pues los cortafuegos digitales las interpretan como una conexión directa (y por lo tanto, inofensiva) entre dos individuos. Adicionalmente, con miles de cómplices alrededor del mundo, el usuario en Tomania no podría ser rastreado y apresado por uso indebido de la Internet.
La única alternativa real sería cortar los cables, bloquear el acceso del todo, lo cual constituiría una admisión de debilidad y desafiaría el propósito de abrir la Internet al público.
Atención: no me interesa para qué vas a usar Tor, pero si lo vas a usar, es importante que leas las advertencias que dan sus desarrolladores. Sobre todo si vives dentro de algún estado policial del primer mundo.
Puedes bajar Tor para Windows, Mac o Linux desde acá.
Si no deseas instalar ningún programa y sólo quieres ocultar tu identidad provisionalmente, visita proxy.org. Desde allí, puedes navegar ocultando tu dirección IP.