Ella está recostada de su hombro. Lánguidamente duerme entre estación y estación. Una de sus manos descansa sobre las de él. Ella viste una franela rosada con leggings celestes, usa sus lentes oscuros como cintillo. Él una camisa manga corta de cuadros verdes, cadena de oro. Un tatuaje se asoma por la manga derecha.
Un día, dentro de algunos años, ella recordará cuánto le molestaba compartir los audífonos y que él adelantara sus canciones favoritas. Arrepentida, pensará que eso nunca ha debido importarle. Estaba tomada de manos con el único hombre en el que había confiado, el único que la había querido. Para salvarse de la amargura y la vergüenza, sonreirá luego de recordar también cómo silenciaba el ruido del tren, apoyando su oreja libre sobre el hombro de su padre.