Dos megacorporaciones hacen de las suyas y le suspenden la cuenta de Youtube a Luigino Bracci, un popular blogger venezolano.
Bracci hacía una labor admirable en función del proceso de cambios liderizado por nuestro presidente, el comandante Hugo Rafael Chavez Frías (fiu!), al subir periódicamente a Youtube videos de información y contrainformación. El canal de Bracci era una de las pocas voces disidentes en medio de una brutal hegemonía comunicacional impuesta por aquellos seres malignos que dispersan mentiras acerca de lo que sucede en Venezuela.
Curiosamente los amigos ciberrevolucionarios que le han declarado la guerra a muerte al imperio yanqui, usan Youtube. No por falta de opciones, sino por la misma razón de por qué la gente usa Windows y van para DisneyWorld: porque las democracias capitalistas, cuando no están invadiendo países, producen fucking great things. El círculo se ha cerrado y se puede decir que Youtube le revocó la concesión al Sr. Bracci.
En el segundo round, la cuenta de correo cantv de Bracci es comprometida y, usando los datos que por alguna razón estaban allí, alguien le borra todo el historial de su blog.
Era de esperarse que estos acontecimientos sumamente deplorables desataran en nuestro pequeño e impresionable pueblo un arrebato antiimperialista, que hábilmente fue aprovechado por los jerarcas para hacer una avanzada en contra de Noticierodigital.com, el lugar más podrido de la Internet venezolana, luego de Aporrea.org.
Nadie, por supuesto, notó que el problema de Bracci se soluciona abriendo otra cuenta en Youtube (o en algún otro sitio menos prejuicioso). Cosa que no van a poder hacer los de Noticierodigital cuando los metan presos a todos.
Creo firmemente que los estados que intentan regular y controlar las telecomunicaciones son y están dirigidos por estúpidos. En el caso de la Internet, el argumento de que es un bien público y el estado debe protegernos es aún más imbécil, pues demuestra, en palabras de nuestro antiguo vicepresidente, ‘una ignorancia supina’ sobre cómo funcionaba el siglo XX (no digamos éste).
En todo caso, es una excelente oportunidad para callarnos a todos. Ojalá no la desperdicien.
A afinar esos proxies y pulir los zapatos, que lo que viene es mambo.