afinidades electivas

cocha pechocha

El ruido se fue haciendo más evidente en medio de la absoluta oscuridad. Intuyendo las peores sorpresas que guarda el bosque tropical lluvioso, nos miramos, nos aferramos al tablero. De pronto, en ese límite difuso que marcaba el fin de la carretera y el comienzo del cielo, apareció un vehículo identificado por el faro derecho levemente encendido. Arrastrándose muy lentamente, comenzamos a distinguir lo que parecía ser, lo que seguramente era, lo que a la final fue, mi cocha pechocha.

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