Con la cantidad justa de ruido para ser accesibles pero parecer peligrosos, La Vida Bohème está destinado a ser el grupo de esta generación en Venezuela, si hacen otro disco como este.
—
Un disco variado y la vez compacto. Lo mejor que tienen los discos de BSS es la versatilidad. Forgiveness no es una excepción. Si te distraes, pensarás que estás escuchando una recopilación de tres bandas.
—
Merengue dominicano con anfetaminas. Letras profundamente simbólicas –o no. Una versión a caballo de Sweet Dreams (Rita Indiana es fácilmente Annie Lennox). Ni un sintetizador de más. El Juidero es absolutamente brillante. En mi sección imaginaria de música alternativa latinoamericana, está allá arriba junto al reggaeton con cerebro de Calle 13, la reinterpretación de la cumbia que hizo Aterciopelados y el rock mestizo de Caifanes.
(Bajar El Juidero)
—
Una clase de cómo se hace un álbum de Rap en África ¿o es Europa? y de cómo se hace un disco de World Music. Lo mejor que se ha hecho en África desde Welcome To Mali, de Amadou & Mariam.
(Bajar Karibu Ya Bintou Feat. Konono N°1)
—
Uno de los discos más ambiciosos del año. Devastadoramente complejo y accesible a la misma vez. Comparable en erudición y variedad a las aventuras de Andre 3000.
(Bajar Wondaland)
—
A pesar de sus deficiencias en vivo, Hot Chip son actualmente los mejores herederos del electropop de los 80s. Este es un disco de Pet Shop Boys circa 1988 (debidamente actualizado). Es decir, está ahí, rozando la perfección pop.
(Bajar One Life Stand)
—
Primera vez que escucho un disco de Pop/Rock en el que una banda captura el espíritu de una ciudad que no es la suya. Lisbon es una interpretación en rockabilly de la capital portuguesa. El hecho de que el sonido «nostálgico» del disco sirva para encubrir ataques de pánico de dos minutos, es lo que lo convierte en una maravilla.
(Bajar Angela Surf City)
—
Expo 86 es el disco más furioso de Wolf Parade. Una sucesión de ataques de 4 minutos (imposible pedirles menos) hechos para ser escuchados a todo volumen. Cloud shadow on the mountain es el abridor del año sin duda. In the direction of the moon, con ese «you (I’ll put my rockets away) are a house of skin and air», es la mejor canción de amor de Wolf Parade hasta ahora.
(Bajar Cloud shadow of the mountain)
—
Era muy, muy difícil superar a Sound of Silver. Pero James Murphy no sólo lo hizo de nuevo, sino que además, parece que ha encontrado la fórmula para hacer una mezcla cuasi-heróica de Brian Eno con Iggy Pop (Somebody’s Calling Me es de hecho una versión decadentemente sintetizada de Nightclubbing). Aplastantemente brillante, Murphy ocupa solitario el trono del dance-rock.
(Bajar You Wanted A Hit)
—
Un regreso a las sutilezas de Funeral y a la desesperación que –eventualmente– produce la excesiva romantización del pasado. Este disco es un prodigio que anuncia «así es cómo se hizo música indie en 2010»
(Bajar Ready To Start)
—
Bonus discs:
The Monitor – Titus Andronicus
I Speak Because I Can – Laura Marling
My Beautiful Dark Twisted Fantasy – Kanye West
Halcyon Digest – Deerhunter
Afrocubism – Afrocubism
Odd Blood – Yeasayer
Contra – Vampire Weekend
Innerspeaker – Tame Impala
High Violet – The National
Have One On Me – Joanna Newsom