Hace 5 años, escribí que, para el 2016, un libro físico será un instrumento incómodo hasta para llevar a la playa. Todavía creo que vamos en esa ruta.
Yo dejé de leer libros físicos a comienzos de 2010. Los dejé por razones de espacio. Sólo vuelvo al viejo vicio por libros que no tengan versión digital, o sean versiones de gran formato, de esos que se miran, pero no se leen.
Pero además del espacio, tengo otras razones. En orden de importancia:
- No tienen buscador.
- Tengo que tomar un lápiz para hacer una nota.
- Las notas al margen no se sincronizan automáticamente con mi PC.
- No puedo seleccionar un fragmento y enviarlo inmediatamente por email –»Tienes que leer esto!!!». Tampoco puedo prestar inmediatamente la copia de un libro. Tengo que terminar de leerlo (o ¡Dios mío! pagar por una fotocopia).
- Si dejo el libro en casa, no puedo leerlo en el teléfono.
- No puedo leer a oscuras.
- Tengo que ir a una librería. O tengo que esperar a que llegue el libro por correo. Pareja de verbos absurdos en 2011.
- Como dije, ocupan espacio. Se acabó la idea loca de pagar un alquiler para que los libros duerman cómodos.
- La torre de libros pendientes me causa angustia.
- No puedo leer panfletonegro en ellos :P