Santiago Pochat escribe un demoledor artículo en contra de los auto-proclamados community managers:
Encima ahora parece que vienen con experiencia, que vienen de otros mundos como la publicidad y las relaciones públicas. No jodan muchachos, que experiencia de community manager tal vez tenga ese gigante que moderaba un foro, sólo porque podía borrarte para siempre de allí. Mientras tanto también vienen en sabor “Freelance” o “Super Mayor de Foursquare”. Y yo me pregunto cuando saldrán de frambuesa.
Totalmente de acuerdo. Existe una gran diferencia entre administrar una comunidad y saber usar twitter.
Además de eso, Mariano, en el mismo sitio, agrega:
– Ser commmunity manager SI es entender que una persona puede ser fan de una marca pero nunca va a ser amigo porque a los amigos podés insultarlos y eso no rompe el lazo real que hay.
– Ser commmunity manager NO es decir que “se gestionan las comunidades online” porque Apple se caga en las redes sociales pero tiene la comunidad más ultra-fan que existe en el mundo gracias a una estrategia sólida y definida de comunicaciones
Parece ser que el concepto de community manager está bajando del pico de las expectativas infladas, hacia el valle de la desilusión.
Para confirmarlo, durante los primeros meses de 2011, he leído varios artículos que van de lo mismo: early adopters quejándose de que algunos novatos aprendieron a twittear y consiguieron un trabajo lucrativo. Otra señal mucho más clara, es un artículo de El País que pone el tema sobre el tapete:
En plena burbuja del término muchos intentan sacar partido a la confusión. «Algunas escuelas de negocio cobran 15.000 euros por un master en community management o 3.000 por un curso de fin de semana. Es vergonzoso», dice una consultora de 37 años, autodidacta, que prefiere mantener el anonimato. Gestiona como freelance la presencia en redes sociales de varias marcas y explica que, fruto del desconocimiento, las empresas están muy desorientadas. «Te encuentras de todo. Desde una zapatería que te llama porque dice que necesita un community manager a una multinacional española que ofrece una miseria de 500 euros al mes por gestionar sus redes sociales en 28 países».
Confirmando que el concepto del community manager ya llegó al punto en el que todos comenzaremos a hablar mal de ellos.
En Venezuela, el caso que mas conozco, hemos visto como en los últimos meses, algunos twitteros que acaban de descubrir dónde se enciende el celular, se han vendido como expertos en redes sociales y han aprovechado para ordeñar a los más desentendidos, montando shows con mucho pantalleo, mucha farsa y poquísimo contenido.
De la misma forma, otros hacen cosas absurdas (pero lucrativas), como convencer a las empresas de que deben llenar de basura las redes sociales con su marca. National Geographic, NPR, NBC News, Playboy, Pepsi, CNN, Starbucks, NH Hoteles están en Instagram. ¿Instagram? ¿En serio? ¿Ese no es un espacio para… saben… expresión individual? Dame una razón más para odiar a tu marca.
Para ser honesto, no estoy en desacuerdo con timar a las multinacionales ¡Que paguen! En cambio, me causan pena las pobres almas que pagaron un montón de dinero por un «foro», un «curso», un «seminario», o un «master» construido alrededor de una mentira.
Pero bueno, ese es el tipo de cosas que suceden en la cima de las expectativas infladas.
¿La vacuna contra tanta nada? Dice Santiago:
Las palabras “Community” y “Manager” no deberían estar en ningún título porque no, no es lo que hacen. No manejan nada, sino que los manejan a ustedes que son los menos, los mas despreciados de la cadena alimentaria. No manejan comunidades, moderan conversaciones sino que son catalizadores forzados de una comunicación que no termina de ser natural.
Y recurrir a los expertos. Community Building on the Web, de Amy Jo Kim, fue mi guía espiritual para coordinar los primeros meses de panfletonegro. Escrito hace 10 (¡diez!) años, todavía sigue teniendo comentarios relevantes. A ver, una página al azar… aquí:
Todas las comunidades necesitan lugares de encuentro. Piensa en el bar de la esquina, el comedor de la oficina, la tienda local de hobbies, la iglesia del pueblo, ese lugar de música que está de moda en el centro –lugares todos en los que la gente puede juntarse.
En la web, un lugar de encuentro puede ser una lista de correos, un tópico de discusión, un chatroom, un juego multijugador, un mundo virtual, un sitio web, o una combinación de estos espacios. Para construir una comunidad exitosa, deberías crear lugares de encuentro que refuercen tu propósito y cumplan con las necesidades de tu target. Para ajustarte al crecimiento, necesitarás comenzar con algo pequeño y dejar que tus miembros participen en la evolución de tu comunidad.
Pregunta: ¿cuántos de estos auto-proclamados community managers generan la suficiente tracción para que la comunidad crezca de manera orgánica, se auto-regule y cambie los planes iniciales?