afinidades electivas

Dos razones por las que fracasará tu arepera en el extranjero

Todo emigrante pasa por esa etapa en la que piensa «¡ya se! ¡voy a abrir un restaurante!». No importa si eras filósofo, si estudiaste ingeniería y nunca has manejado una tienda, no importa si no has trabajado atendiendo público. La solución es abrir un lugar en el que se preparen algunas de las cosas que extrañas del viejo país.

Hace un tiempo, hablaba con Oliver sobre cómo la mayoría de las areperas y bares venezolanos terminan fracasando y –luego de una cerveza de más– creo que concluimos que habían dos errores fundamentales:

1. Están orientados a venezolanos.

2. Venden cosas que sólo los venezolanos comemos.

Con respecto a (1), es un asunto obvio: mientras más limites tu mercado, peor te irá. Mónica dice que lo malo de los bares venezolanos es que sólo van venezolanos y que si abres un bar latino, tu target deberían ser a)los turistas, b)los nativos, c)los latinos, en ese orden.

Con respecto a (2):
1. Una vez tuve una novia chilena. Se burlaba de que nosotros comíamos engrudo (harina con agua) caliente.

  1. Los turcos supieron cómo hacerlo: El dürüm es un invento maravilloso. Es una comida casi universal, que funciona casi en todo occidente.

A diferencia del burrito o el taco, el dürüm döner no necesita explicación. Atrás, está la ternera dando vueltas. Al frente, en el mostrador, está el relleno. Tú como cliente te imaginas el resto.

En ese sentido, Oliver me contaba sobre una arepera en nosecualpaís cuya especialidad y razón de éxito, eran las cachapas. Tienen una plancha gigante, negra, de cara a la gente. Ahí vierten la masa amarilla y le ponen el queso blanco (un queso «secreto», que sabe casi como el «nuestro», pero mejor). La combinación de colores, es lo que hace la venta. No necesita explicación.

Algo así como wok to walk. Todo está en la presentación.

  1. Al contrario de McDonald’s, un dürüm en Perth, sabe distinto que uno en Kuala-Lumpur y el DF. En Barcelona, tengo dos favoritos: los de El Buen Bocado saben a Burger King y los de Kapadokya de El Raval (¡el auténtico alemán!), saben al burrito supreme de Taco Bell. Bestiales. La razón (creo): ingredientes locales y una tortilla delgada que no anula el sabor del relleno.

Las arepas de Cruzao, en Melbourne, me saben a las de Caracas Arepa Bar (quizás la arepera más famosa del mundo), que a la vez saben igual que las de Las Tres Esquinas, en Caracas. Esta bien, los 3 locales son caraqueños, pero mi punto es: si las arepas que preparo en casa, saben igual que la de estos sitios ¿para qué ir a estos sitios?

 

Post-post: Andrea me recuerda:

otra razón por la que no irás a comer arepas en una arepera en musiúlandia es que no pagarás el precio de «un plato» por una arepa, de las cuales algunos comen más de una.

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