A partir de los 80s los trailers fueron convirtiéndose rápidamente en resúmenes bastante ilustrativos, micronarrativas con estética de videoclip, y de alguna forma se convirtieron en un nuevo arte… hasta que los ejecutivos olvidaron en masse que parte del encanto de una historia es no saber qué es lo que va a pasar.
La gente de marketing que produce estos avances, asumiendo que todos somos idiotas, cruzó hace tiempo ese límite invisible entre la sinopsis y el desarrollo. Los trailers de ahora no solo echan todo el cuento, sino que además muestran todas las escenas relevantes. Por eso precisamente los detesto.
Afortunadamente existe gente que piensa que el mundo tiene salvación y ha hecho con los trailers de las películas lo mismo que con la música mediocre: mashups.
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En todos los mirrors dicen que este es el mejor trailer ficticio desde la parodia de The Shining, así que bueno, no está de más este link, por un asunto de referencias históricas.