Tom Scocca escribe un artículo para Slate en el que compara a Microsoft Word con los artículos que llegaban por fax a las redacciones en los 90s.
Hoy en día, tengo la misma sensación de pavor cuando abro un email y miro un archivo adjunto de Microsoft Word. Estoy a punto de perder tiempo y esfuerzo limpiando los hábitos arcaicos de alguien. Un archivo de word es el fax histórico del siglo XXI: difícil de manejar, ineficiente y una reliquia de suposiciones obsoletas acerca de la tecnología. Es hora de renunciar a Word.
Yo también tengo esa reacción aprensiva cada vez que recibo un archivo de Word. ¿Por qué siguen usando Word para escribir? ¿Por qué al menos no usan un formato estándar en los documentos? ¿Por qué cambian los márgenes? ¿Por qué los colores? ¿Por qué usan esas fuentes? Word es también la demostración de que cuando dejas las opciones abiertas, los usuarios encontrarán la manera de tomar todas las decisiones equivocadas con respecto al formato, la disposición y la legibilidad de un documento.