El otro día leí una entrevista con Simon Pegg, Nick Frost y Edgar Wright a propósito de la ahora clásica Hot Fuzz. En ella, Wright (el director) confiesa su devoción por las persecuciones a pie y como estas pueden salvar una película.
Uno de los numerosos guiños de Hot Fuzz a las famosas películas de policías es esta cacería a pie de un ladrón, violentamente editada como si fuese una persecución en auto:
Entre todas las persecuciones que mencionan en la entrevista, había una que nunca había visto: la que ocurre en Busting, una gloriosa sucesión de travellings, musicalizada por Billy Goldenberg.
Admiramos a los atletas olímpicos, a los jugadores de fútbol. Gladiadores modernos. Pero las persecuciones a pie del cine demuestran los verdaderos límites del cuerpo humano. Incluso algunas como las de Jackie Chan son obras de arte que, así como el Discóbolo o el David, sintetizan la idea del héroe en pleno dominio de sus habilidades.