Mientras recorre el instructivo de seguridad, la azafata trastabilla. Es su primer vuelo.
Sus manos tiemblan al enganchar el salvavidas sobre su vientre. Cuando sopla sobre el tubo derecho, su aliento se entrecorta y en esa estrecha abertura labial cabe el universo.
Al repetir la mueca sobre el izquierdo, me mira.
De todo el avión, me mira.