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El Bufón Mortífero | Adam Kirsch

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Luego de leer The Deadly Jester, un meticuloso ensayo de Adam Kirsch sobre Slavko Zizek, he comenzado a pensar que el mayor logro de Zizek ha sido aprovecharse de nuestra cultura digital para convertirse en el primer troll de carne y hueso. Hace cuarenta años, un fenómeno como Zizek hubiese sido imposible, pero ahora que los trolls son socialmente aceptados, sus pirotécnicas contradicciones calan perfectamente en nuestra cultura.

Pienso en todos los jóvenes que pueden estar enamorados de Zizek, su escandalosa defensa del derramamiento de sangre y su antisemitismo solapado. De inmediato intuyo que todos los jóvenes «revolucionarios» de Venezuela deben tener una fijación homoerótica con el tipo. Sus razonamientos parecen caídos del cielo para alimentar el fuego de la teología chavista. Para ellos, esto:

Existe un nombre para la política que glorifica el riesgo, la decisión y la voluntad; que anhela al héroe, al amo y al líder; que prefiere la muerte y el infinito a la democracia y lo pragmático; que solo halla libertad verdadera en el terror de la violencia. Tal nombre no es “comunismo”. Su nombre es fascismo, y en su obra más reciente Zizek se ha revelado, indiscutiblemente, como una variedad de fascista. Así lo admite de modo palmario en Sobre la violencia, al citar al filósofo alemán Peter Sloterdijk en torno al “renacer del fascista de izquierda que murmura desde el borde de la Academia”, donde “creo yo, pertenezco”. Ya no es preciso adivinar.

 

El Malpensante reprodujo el artículo en castellano aquí.

Gracias a quién sea que me haya enviado el link (sorry)

 

 

todos vamos a morir

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Daniel Pratt

Emprendedor, artista de calle, aficionado a los medios sociales, fan de PHP, amante de psql, geek. Vamos a morir pronto. Lo que queda es amar, disfrutar de nuestras glorias, miserias y afinidades electivas.

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