Las canciones sobre el espacio exterior llevan consigo una suerte de nostalgia que podría tener sus orígenes en la concepción romántica del viajero espacial, ese navegante del cosmos y el futuro; un mito propagandístico, construido durante los 50s, que quedó alojado como una basurita en la psique de la clase media.
Otro de esos detritos fue el rock. Quizás porque ambos apuntaron hacia el futuro, o por ser coetáneos, en el rock anglosajón —y seguramente en su equivalente soviético— podemos encontrar cantidad de canciones sobre viajes espaciales.
Producto de un avance que en los 60s parecía indetenible, a mi generación le prometieron viajes estelares para las masas, la colonización de mundos, el encuentro con otra civilización. Una vida supersónica, supra-atmosférica, post-atómica. En efecto, nos prometieron la luna.
Todo eso se estrelló y quemó. Y aunque podamos evadirnos en la internet, en el consumismo de la era digital, la promesa rota, la pre-nostalgia de un tiempo que nunca llegó, persiste.
Por eso, algunos «temas espaciales» están entre mis canciones favoritas, y seguramente me acompañarán en el viaje estelar que nunca realizaré.
Aunque paso de las cien mil millas
me siento muy quieto
y pienso que mi nave sabe hacia dónde ir
díganle a mi esposa que la amo ¡ella sabe!Control terrestre al Mayor Tom
Su circuito ha muerto, algo está mal
¿Puede escucharme, Mayor Tom?
¿Puede escucharme, Mayor Tom?
¿Puede escucharme, Mayor Tom?
Me gusta pensar que el tipo se suicida, o mejor dicho, escapa.
Bowie visita nuevamente al personaje en Ashes To Ashes y Hallo Spaceboy, y desarrolla la posibilidad de que el Mayor Tom no sea un astronauta sino un junkie. No hay que viajar al espacio para identificarse con él.
Un par de años después, Elton John y Bernie Taupin asoman otra posibilidad similar en Rocket Man:
Y creo que pasará mucho mucho tiempo
hasta que el aterrizaje me haga volver para encontrar
que no soy el hombre que piensan que soy en casa
Oh no, soy un Hombre Cohete
Hombre Cohete quemándose un fusible allá arriba solo.
mucho más abajo
el mundo enlutece
no se dan cuenta
que está vivonadie entiende
pero el Mayor Tom ve
que las luces ahora comandan
ésta es mi casa
estoy volviendo a casa
(Además, en una nota más personal, puede decirse que es el tema que precipitó mi matrimonio.)
Te amaré hasta que muera
y te amaré todo el tiempo
Así que por favor pon tu dulce mano en la mía
Y flota en el espacio
Y deriva por el tiempo
Todo mi tiempo hasta que muera
Flotaremos en el espacio sólo tu y yo.
¿Dónde está el lugar al que todos llaman cielo?
Si nadie viene hasta aquí
a cebarme unos amargos como en mi viejo umbral
¿Por qué habré venido hasta aquí, si no puedo más de soledad?
Ya no puedo más de soledad.
Spinetta (o alguien imitándolo) es el único capaz de cantar esa tercera línea.
Hasta este momento no me he preguntado realmente qué sucede con el Capitán Beto, pues lo importante es el retrato del porteño y su ciudad. A. especula que muere de soledad y eso, por supuesto, me complace.
una noche en el telescopio
una nueva luz apareció
nadie pudo darle una explicación
al asomo del nuevo soly si hacemos caso a la leyenda
entonces tendremos que pensar
que en la tierra hay una perra menos
y en el cielo una estrella mas
Tú te quedaste paradita
mirando hacia el sol,
mirando hacia arriba
nunca mas fue igual,
el aire frío, oscuro y seco
marchitó tu dulce cuerpo
mientras él cruzaba el cielo
con su enorme reactor.
Curiosamente, todos estos temas tratan sobre la soledad. Obvio. Si hay algo que sabemos del espacio es que es solitario. Solitario hasta el punto que induce la demencia. Por la misma razón, muchas de estas canciones pueden leerse como manifiestos de autosegregación. En otras palabras, himnos para bichos raros, esos que nos creímos el cuento de los cohetes.