Producir gadgets para que puedan ser comprados por paises del tercer mundo me parece una de las movidas más perversas del capitalismo (después de Amway). Tan monstruosamente bien calculada, que inclusive han conseguido que los socialistas del mundo apoyen este cuentico del One Laptop Per Child.
El One Laptop Per Child es una iniciativa del laboratorio de medios del MIT para producir una laptop de $100, que pueda ser comprada por gobiernos del tercer mundo y utilizada en la educación de los niños. Suena bien. Claro, si olvidamos por un momento que los niños del tercer mundo tienen problemas más inmediatos que afectan directamente su educación.
En una sociedad cuasi-utópica, en el mundo según el primer mundo, la iniciativa OLPC serviría para apalancar la educación de los niños de bajos recursos, nivelar las desventajas competitivas. Pero al final, OLPC es un esquema para que los geeks del mundo podamos comprar una laptop de $100 (en realidad $200, pues si no eres un gobierno, OLPC funciona bajo un esquema de compra-una-dona-una), o para que los niños del primer mundo puedan tener una laptop barata, y dejar la Macbook en la casa.
Dailymash (una especie de The Onion británico), en una joya de artículo titulado Africans disappointed to discover $100 laptops are not full of food, lo dice mejor:
Should we sell laptops to Africans, rather than just giving them free food? That’s a big philosophical question isn’t it?
Post-Post: Huelga decir que leer artículos y entrevistas durante los 90s con el que es hoy director del proyecto, modeló mi forma de atacar problemas. Nicholas Negroponte, independientemente de OLPC, está en mi galería de visionarios, junto a Steve Jobs, Bill Joy y Ray Kurtzweil. Sin su trabajo, estaría escribiendo esto en un procesador de palabras, imprimiéndolo y faxéandolo a algún sitio en el que lo transcribirían, para enviarlo por e-mail a 10 personas.