(…)
ahora soy esta luz que duerme, que no duerme,
atisbo por el hueco de los muros;
los caballos se atascan en fango y prosiguen,
miro la tinta que anota los nombres,
la caligrafía salvaje que imita los pastos
(…)
soy esta vida y la que queda,
la que vendrá después en otros días,
en otras vueltas de la tierra..
(…)
–Güigüe 1918.