En esta entrevista con John Hockenberry, la mamá de Neil deGrasse Tyson cuenta cómo hizo para criar al astrofísico más famoso del mundo en un barrio pobre.
En mi parte favorita de la entrevista, cuando le preguntan «¿Cuál crees que fue el regalo más grande que le diste a tus hijos?», Sunchita Tyson dice:
Personalmente pienso que fue ser una mamá urbana y estar en un entorno en el que todo estaba disponible como una herramienta educativa. Usamos a la ciudad de Nueva York como un laboratorio para nuestros tres hijos. Uno estaba interesado en arte, otro quería ser un veterinario y Neil quería ser un astrofísico. No tenía idea de lo que hacía un astrofísico y la primera vez que me lo dijo le contesté «oh, esto está muy bien». No sabía lo que era, tuve que buscarlo y cuando finalmente me enteré dije «bueno, comencemos camino, veamos a dónde nos lleva esto, qué oportunidades hay disponibles aquí en los cinco distritos» (…)
Mónica y yo siempre notamos esto. Es uno de los rasgos favoritos de nuestros nuestros amigos: esas ganas de dejar que sus hijos exploren, enseñarlos a que no hay límites y que sólo hay que buscar. Convertir a la ciudad en un laboratorio. Lo vemos mucho en nuestros amigos inmigrantes. Quizás se deba a esa sensación de salir de un lugar como Venezuela, en el que muchas de tus opciones están deliberadamente limitadas por el poder.
Aunque también es verdad que muchos de mis amigos en Venezuela crían hijos ganadores en burbujas donde las posibilidades son ilimitadas. Pero si esa fuese mi circunstancia, si tuviese hijos en Venezuela, una de las cosas que me daría miedo sería el despertar ante el horror ¿sabes? ¿Cómo proteges a tus hijos de esa continua y persistente amenaza de los arrebatadores de sueños? En todas partes tratarán de romperte a los hijos, pero en algunos lugares los ataques son más violentos. Venezuela ya era suficientemente dura y horrible cuando yo era pequeño y a pesar de toda la insistencia, el sacrificio y los privilegios que me regalaron mis padres, yo siempre supe que no todo era posible. ¿Cómo será ahora que han prohibido el dinero, la palabra, la música y las ideas?