Formado por antiguos integrantes de Cronos y Torre de Marfil, y con algunos ecos de Resistencia, lo que toca Electrocirkus no es mi variante favorita del rock (otros argumentarán que es la única variante admisible), pero su primer disco, ¡Grandes Éxitos!, está sin duda muy cerca del canon.
Hay que admitir que ¡Grandes Éxitos! es un excelente título. El sarcasmo inmediatamente te pone en sintonía con lo que vas a escuchar (Lo que sigue no va tan en serio ¿O si?) y de paso, explica una posible desconexión entre los temas (Estos son nuestros grandes éxitos, lo que a la gente le gustó en los toques).
Esa selección, aparentemente azarosa, no lo es. Los cuatro primeros tracks evidentemente fueron colocados allí para armar un tren desbocado, un lineup demoledor. La sólida sección rítmica, creada por Eduardo Sáez y Miguel Pepe, sirven la base perfecta para los histrionismos de Emile Makhlouf en la voz y Federico Capocci en la guitarra.
Aunque el estilo admite algunos lugares comunes, afortunadamente los integrantes de Electrocirkus no abusan del recurso. La arrolladora inercia del disco oculta sus escasas fallas. Es probable que a algunos no les guste a la primera. Pruébenlo en el carro, a 120, y luego hablamos.
Ah-ah:
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Dos caras. El primer tema de cada una es el leitmotif, sumariza el sonido de esa cara. El segundo, es la mejor apuesta, la canción que hace voltear el cassette. El último track se llama Despedida. Caracas se quema, de Autopista Sur, es un disco Pop premeditado.
En un ecosistema en el que todas las bandas tratan de rimar a toda costa, es refrescante encontrarse con:
Ya las sombras indican que el sol se marchó
los leones de noche no tienen color.
y
A pesar de todos los gobiernos
nunca dejaría esta ciudad.
Con una tendencia hacia las líneas melódicas de Built To Spill y Modest Mouse, Kuámasi González y Hensli Rahn, ambos vocalistas y guitarristas, no escatiman en la onomatopeya y conjuran pegajosas cápsulas regulares de tres minutos. Las letras inteligentes, la casi total ausencia de lugares comunes, dos menciones de Caracas y algunos intentos poéticos, transforman lo que podría ser una colección de crowdpleasers, en una línea argumental. Un fenómeno rarísimo en medio de nuestro escapismo.
Autopista Sur, con sus letras tralalá, pareciera tener el potencial para convertirse en el delirio de las chicas, en un placer culposo, y en el grupo que los rockeros odian. Algunas personas en la banda –o en la producción– saben lo que están haciendo.
Caracas se quema:
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Los Telecaster tocan en todas partes y cada rato. Esta semana estrenan su primer disco, el cual, siguiendo el espíritu de los tiempos, también puede bajarse. La semana que viene se van a México, apoyadísimos por MySpace.
El sonido es mucho surf, con un poco de garaje. Las letras son urgentes, a veces divertidas.
Queda claro que traducir a disco lo que es esencialmente una banda en vivo es complicado. La producción de Fan Zinatra lamentablemente falla en capturar la energía del grupo y deja en evidencia sus principales defectos: la calidad del vocalista y las incoherencias sintácticas de las letras. Detalles ambos que resultarían insignificantes en una presentación en vivo, un disco con otra producción… o en 1966.
A pesar de lo dicho, rescato Anguila y Complejo de Persecución, ambos ofrecen la propuesta de una dirección. De lejos los dos temas (¿mejor?) pensados del disco.
Complejo de persecución: