afinidades electivas

Nostalgia de un comienzo

RELA

Algunos días me conecto con ese deseo de atestiguar cómo termina todo, estar allí cuando se acabe, en una Caracas de fin de règne como la de Mayo del ’93, Abril de 2002 y Febrero de 2014. Una capital en la que los adolescentes se jubilan de clase el día equivocado y los amantes tiemblan en hoteles de paso, con la televisión encendida, mientras paramilitares, DISIPs, narcotraficantes y el hampa se confunden en una carrera loca por saldar deudas de sangre. Vivir un finalcomienzo con la emoción de estar garrapateando un novísimo pacto sobre ruinas insalvables. Un familiar primer beso. Un «así es como vamos a matarnos de ahora en adelante».

Luego recuerdo el significado de comenzar y encuentro que no estoy para construir cosas en nombre de esa mafia que se pelotea al estado venezolano. Ni siquiera estoy para defender a mis compatriotas, quienes me han demostrado muchas veces –sistemáticamente– que no quieren nada de lo que yo pueda aportar.

Aplacar esta breve añoranza por el caos es un ejercicio consciente y a veces laborioso, porque la ilegalidad, el terror y la muerte son una parte irrenunciable de mi identidad.

 

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