El sábado pasado rompí mi máquina. Sí, soy ese tipo de gente que cada tres años rompe una computadora. Rompí Compaqs, Dells, IBMs y varias Mac. Rompí discos duros, tarjetas madres, memorias, puertos paralelos, USB, ratones, teclados heavy duty y cuatro fuentes de poder. Cuando digo “rompí” me refiero, por supuesto, a que le saqué tanto la mierda a la máquina que algo se rompió.
(74 pestañas abiertas en Chrome, 41 en Firefox, dos servidores de bases de datos, un Tomcat y dos máquinas virtuales corriendo simultáneamente. Ya no las hacen como antes)
Algunos componentes de la tarjeta de video NVIDIA de la Macbook Pro (Mid-2012) se des-soldaron por el calor y pasé todo el fin de semana tratando de hacerla arrancar con la tarjeta integrada sin que hiciera un kernel panic (GPU Panic, hola si llegaste vía Google). Si enfrías la máquina colocándola sobre hielo, instalas una aplicación como gfxCardStatus y reinicias 276 veces, tú también puedes divertirte tanto como yo.
Entre reiniciadas y enfriadas, pasé horas leyendo fora y desenterrando esta página en la que explican que sí, que lo que me pasó es un problema reconocido por Apple
Me dieron una cita en la Apple Store para cuatro días después, tiempo suficiente para ocuparme de segundos y terceros backups, lidiar con un disco duro externo que se dañó mientras hacía respaldo —¿viste?— y mortificarme pensando que, durante algunos días, tendría que usar la PC de la oficina para programar, como un animal.
(También pasé varias horas de shopping y sacando cuentas “¿Es hora de comprar una nueva?”, “Esta máquina se ha pagado, ¿no?”, “Pero Macrumors dice que quizás sale una nueva el año que viene. Mal momento para comprar”, “¿Puedo correr dos máquinas virtuales y una base de datos Oracle en una Air?” )
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La Apple Store parece un mercado persa. Llegué 10 minutos antes de la hora y tengo 20 clientes por delante, todos con cita. Mientras estoy en el fondo de la tienda, temiendo por el precio de la reparación y sintiéndome miserable, pienso que a medida que Apple se convierte en la única compañía que fabrica aparatos electrónicos, todas las Apple Store del mundo se ponen más y más asquerosas, atestadas de sobones con dedos grasientos. ¿Qué hace toda esa gente allí?, ¿de dónde sale? y, sobre todo ¿por qué no están trabajando? ¿Son empleados de Apple disfrazados de civiles?. Las tiendas pequeñas, como la de la Rue de Rive, son aún más alienantes. Dos de la tarde de un miércoles y hay como 100 personas, la única tienda en la Rive Gauche con más de 5 clientes, el único lugar en toda esta ciudad, no, en todo este país, en el que el sonido rebasa los 80dB.
El tipo que me atendió no hablaba inglés ¿has intentado explicar un problema técnico en un idioma que dominas al 10%? Bueno… nada más elocuente que una laptop que suelta un kernel panic apenas la tocas. Écoutez, écoutez les cris de zéros!
El tipo hace las pruebas, reinicia, piensa, teclea en su iPad.
—La reparación serían €500 y cinco días —dice con ensayada compasión.
Pienso en los cinco días usando Windows, explico que es mi única máquina de trabajo, mi moneymaker. Lloro un poco.
—¿No hay algo que podamos hacer para que esté lista antes? —¿Cómo se dice de pana en Francés?
—Bueno, déjame preguntar. Quizás pueden ser 3 días.
—Ahem… también… tengo entendido que es un problema reconocido —y saco este as bajo la manga.
El tipo mira el papel —oh… si. Déja que le pregunto a mi supervisor.
Al rato vuelve —Es tu única fuente de trabajo ¿eh?
—Si— #sadface
—Tenemos la pieza, voy a pasarle la máquina a mi colega en la trastienda.
El costo de la reparación es cero y tarda 36 minutos. Cero, en una máquina de 3 años. Mientras espero, veo como el Genius Bar procesa alrededor de 50 personas y siento un poco de admiración por esos empleados, salvándole la vida a un flujo interminable de adultos tecnológicamente discapacitados. De pronto, por virtud de la gratuidad, la tienda no me parece tan asquerosa. Soy como un beneficiado de Mi Casa Bien Equipada, ¡clamemos a la fruta mordida para que todos sean salvos! En una hora estoy de vuelta trabajando y pienso que sí, que soy un fanboy, pero en mi defensa, estos episodios que ocurren cada vez que rompo algo, me han convertido en uno.