En Fukushima, el desastre permanece grabado en la memoria de los residentes, la orden de evacuación sigue en vigor, y la falta total de turistas significa que todo está en el mismo lugar desde hace cuatro años. Juguetes, dispositivos electrónicos, instrumentos musicales, e incluso dinero, han quedado atrás. Sólo una tragedia de esta magnitud puede producir este tipo de escenas deprimentes.