Electric Dreams es el Black Mirror de Amazon Prime, una suerte de Amazing Stories en contraposición a la Dimensión Desconocida de Netflix; historias de Philip K Dick retocadas para el curso actual de los eventos, pero situadas claramente en el futuro lejano. Como toda serie antológica, tiene horas desiguales. De hecho, el primer capítulo le hace un mal favor, pero el segundo, Autofac —sobre una fábrica que produce y distribuye bienes que nadie necesita— es un buen tema para una serie producida por Amazon. Safe and Sound, The Father Thing y Kill All Others tratan con distintos niveles de éxito el tópico del control social. Recomendaría ver esos si te va el tema. Pero el capítulo que de verdad me afectó y me dejó pensando, el que más brilla emocionalmente, incluso meses después, fue The Commuter. Gracias a la expresividad de Timothy Spall, este episodio es una película de dos horas comprimida en 45 minutos. Me hizo pensar en quien soy como padre y qué se puede esperar de mi. En fin, me complicó la semana.