Masters of the Air reúne todos los aspectos impresionantes de las películas de bombarderos. Es impactante visualmente, transmite ese vértigo tan bien logrado en la Midway de 2019, y tiene una toma de 3 segundos en el capítulo 7 que paga la miniserie. Además, retrata de una manera bastante cruda el hecho de que pertenecer a una tripulación de B-17 era una sentencia de muerte. Esa escena en la que uno de los protagonistas se da cuenta de que la experiencia de volar sobre la Europa Nazi es inenarrable, es quizás el mejor momento del guión.
Con esas nueve horas que tuvieron para contar esta historia, podrían haber hecho una segunda Twelve O’Clock High. Sin embargo, han decidido montar una mezcla de Band of Brothers, Memphis Belle, y El Gran Escape, que no logra la profundidad emocional de su material de referencia. Todo pasa demasiado rápido, le faltan pausas, le sobran personajes e historias… o le faltan episodios. Se torna un tanto aburrida porque los personajes no conectan. No contentos con eso, en un giro ¿inesperado? los productores parecen haberse acordado de la diversidad e insertaron toda la trama de Tuskegee Airmen en lo que parece ser 30 minutos. Hay al menos 4 miniseries metidas en una.
Es una lástima, porque estéticamente está tan bien lograda que, luego de verla, The Dam Busters, Twelve O’Clock High, Catch-22, Flight of The Intruder, y hasta Memphis Belle, parecen películas de bajo presupuesto.