Selig sind die toten, die in dem herrn kerben. Una mujer hermosa suelta su cabellera rizada, se baja del autobús y flota en descenso sobre la acera. Atraviesa corriendo la calle. Él la espera al otro lado, parado sobre el borde. Se besan, se abrazan. Prolongan sus labios.
De espaldas
Apenas son las siete y el calor es insoportable. En Jugoso, un monstruo de doscientos kilos pide un Cerelac con Equal. Yo voy por naranja-zanahoria-lechosa, no, cambur, no, fresa-parchita, no, mandarina y dos empanadas de ricotta con maíz, integrales, horneadas. Las empanadas, aún así, ‘dietéticas’, por un asunto regionalista son sendas bombas calóricas. El centro […]